viernes, 27 de mayo de 2016

Facimoutreach P-219

¿Cómo ve el Curso la "posesión" demoníaca y los "estigmas"?

P-219: ¿Cómo ve Un Curso de Milagros los temas de la posesión demoníaca que algunas organizaciones religiosas consideran tan real? ¿Afirma realmente el Curso que el mal no existe? ¿Afirma el Curso que no hay una batalla entre el Bien y el Mal? Y estoy seguro de que en alguna parte del Curso se afirma, si mi memoria no me falla, que nosotros no curamos sino que es Dios Quien lo hace. ¿Cómo, entonces, explica el Curso a los sanadores por la fe? Me refiero a casos legítimos apoyados por la Iglesia Católica, casos de individuos que tuvieron estigmas. Si la crucifixión no es importante, entonces ¿por qué personas como estas se ven afectadas con las heridas/llagas de la crucifixión?

Respuesta: Una de las diferencias fundamentales entre la teología cristiana y Un Curso de Milagros es que el Curso enseña que el pecado no es real. En el cristianismo, la creencia de que el pecado es real  está en la raíz de la totalidad de su sistema de creencias; es sinónimo del mal. Son, por lo tanto, enseñanzas que se excluyen entre sí, y las creencias y prácticas que se derivan de ellas también son mutuamente excluyentes. En el cristianismo, la idea del pecado adopta diferentes expresiones en la forma, una de las cuales es la posesión demoníaca. En el pensamiento cristiano, tanto el pecado como el mal representan la existencia de una voluntad en oposición a la de Dios. Tal es la naturaleza del pecado. El Curso, por el contrario, enseña que el pecado no existe y que no es posible ninguna oposición a la Voluntad de Dios: «(...) el pecado no es real, y todo lo que crees que inevitablemente ha de ocurrir como consecuencia de él [por ejemplo la posesión demoníaca] jamás podrá suceder, pues carece de causa. Acepta la Expiación con una mente receptiva que no abrigue la creencia de que has hecho del Hijo de Dios un demonio. El pecado no existe» (L.101.5.2-4). «Lo que se opone a Dios no existe» (L.137.11.3).

Es obvio que lo que no existe no puede luchar con lo que es real. De acuerdo con el Curso, únicamente Dios es real. Lo que parece batallar en el mundo son ideas imaginarias del ego: la idea inventada por el ego de lo que es "bueno", en conflicto con la idea inventada del ego de lo que es "malo". Este es el campo de batalla que es el hogar del sistema de pensamiento del ego, pero el Curso nos dice que no es real. La enseñanza del Curso con relación a esto puede resumirse así: el pecado no es real, así que no puede haber ningún demonio que personifique al pecado; el mal no existe, así que no puede haber una batalla entre el bien y el mal.

Para un creyente cristiano, la crucifixión y las heridas del Jesús crucificado son muy reales. Inspirada por la devoción a estas creencias, una persona con un deseo muy profundo de compartir los sufrimientos de la crucifixión como una manera de identificarse con el Jesús histórico podría experimentar la manifestación física de las heridas de la crucifixión, conocidas como estigmas. Sin embargo, incluso la Iglesia Católica admite que estas marcas físicas pueden ser causadas por un intenso estado psicológico, no por intervención divina. Esto no niega ni demuestra la devoción de la persona. Los estigmas han sido experimentados por personas que estaban psicológicamente desequilibradas, así como por personas que son consideradas santas —como por ejemplo San Francisco de Asís. Como con todo, el Curso lleva nuestro enfoque hacia el contenido, nunca hacia la forma. Toda forma, incluidos los estigmas, puede ser el resultado de la decisión del ego de separar, o de la decisión de unirnos en la mente con el Espíritu Santo, Quien refleja el amor de Dios en el sueño. El Curso no dice que la crucifixión no fue importante; la reinterpreta: «El mensaje de la crucifixión fue precisamente enseñar que no es necesario percibir ninguna forma de ataque en la persecución, pues no puedes ser perseguido» (T.6.I.4.6). El cristianismo enseña que el Hijo inocente de Dios, Jesús, murió para expiar los pecados de la humanidad y de este modo reabrió las puertas del Cielo que fueron cerradas cuando Adán y Eva cometieron el pecado original. El Curso enseña que las puertas del Cielo nunca se cerraron y que el pecado no existe. El Hijo único de Dios se compone de toda la Filiación, incluyendo a Jesús (no exclusivamente Jesús). Este único Hijo no puede ser dañado, no puede sufrir y no puede morir. De acuerdo con Un Curso de Milagros todo esto es cierto porque la separación nunca ocurrió, y el mundo y el cuerpo no son reales. Los eventos que ocurrieron en la vida del Jesús histórico fueron reinterpretados por quienes escribieron los evangelios y por los líderes de las instituciones religiosas, de acuerdo con su sistema de creencias. Nosotros que nos identificamos con el cuerpo y creemos en el sufrimiento y en la muerte, vemos la crucifixión de Jesús a la luz de nuestras creencias. Hacemos suposiciones basándonos en lo que sería cierto para nosotros si fuésemos crucificados, y damos por hecho que eso fue así también para él —que se sintió traicionado y victimizado, sufrió una agonía y murió. Puesto que Jesús no se identificaba con el cuerpo, y conocía su verdadera identidad como un Hijo de Dios, su experiencia de la crucifixión no fue así.

El Curso enseña que la verdadera curación es de la mente y sólo de la mente. Esta se logra a través del perdón, y conduce al deshacimiento de la creencia en la separación. Esta curación dará lugar a la paz, y puede que adopte o que no adopte alguna manifestación en la forma. Si se produce una verdadera curación de esta naturaleza, lo que suceda en la forma se vuelve irrelevante. La mente que elige creer en la separación y en la realidad del cuerpo puede elegir también que el cuerpo enferme. El Curso nos enseña que también es posible tomar otra decisión —la mente puede elegir contra la enfermedad. Cuando una persona, para curarse, busca la ayuda de un sanador por la fe y el cuerpo se cura, es debido a que en la mente se ha tomado una decisión en favor de la curación. Esa persona entonces se une con el sanador-por-fe compartiendo ambos el propósito de sanar. Esto es cierto incluso en los casos en los que no se produce contacto físico (M.5.II.2-4; III.1-2). Para cualquier curación que ocurra, la única explicación es la decisión en la mente del individuo. La curación definitiva es despertar del sueño de la separación, lo cual se logra al deshacer nuestra creencia en la separación. En realidad no ocurre nada excepto que ya no estaremos dormidos y nos conoceremos a nosotros mismos en nuestra verdadera identidad como el Hijo único de Dios. A esto es a lo que se refiere el Curso cuando dice: «La curación no procede directamente de Dios, Quien sabe que Sus creaciones gozan de perfecta plenitud. Aún así, la curación sigue siendo parte del ámbito de Dios porque procede de Su Voz y de Sus leyes» (T.7.IV.1.4-5). Lo que procede de Su Voz y de Sus leyes es la verdad de lo que somos. Es curación en el sentido de que la mente ya no estará enferma o demente por el pensamiento de separación.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions42.htm#Q219

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

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