viernes, 30 de septiembre de 2016

El proceso del despertar

Como continuación del intercambio de e-mails que posteé aquí http://jugandoalegremente.blogspot.com/2016/09/emocion-dolorosa-que-desaparece-y.html surge este nuevo post, donde recojo mi siguiente e-mail en esa conversación, que responde a alguna pregunta más.

Copio dicho e-mail:

(...) En cuanto a lo que comentas en tu último e-mail, sí, hay señales o indicios que nos indican que vamos por buen camino, y los mejores indicios (que no tienen por qué ser espectaculares) se relacionan con la paz: sentirse más tranquilo y relajado, más amoroso y ligero, menos inclinado a juzgar, etc. Estos indicios pueden presentarse en una gran variedad de formas diferentes, por ejemplo de un modo "negativo", en el sentido de que en algunas etapas quizás no sea tanto la paz que sintamos, sino que lo que notamos más bien es la ausencia de tensiones que antes solían acompañarnos más a menudo. Un ejemplo concreto: podemos notar que determinada situación que anteriormente nos incomodaba mucho, ahora nos incomoda mucho menos o incluso deja de molestarnos completamente. Otro ejemplo de indicio es que nuestras fases de inquietud se vuelven cada vez más cortas y menos frecuentes.

Pero hay que tener en cuenta que en el proceso del despertar pasamos por diversas fases y algunas de ellas son un tanto turbulentas. Concretamente las primeras fases suelen ser las más difíciles. Y no olvidemos tampoco que el proceso del despertar se describe como un largo proceso que dura años (Gary Renard y Kenneth Wapnick nos aconsejan que lo enfoquemos como un proceso de por vida), suelen ser años, décadas, de proceso, donde podemos atravesar diversas etapas. En el Curso, en el Manual para el maestro se mencionan las 6 etapas del "desarrollo de la confianza" (M.4.I.A en los párrafos 3 al 8, siendo cada párrafo la descripción de una de estas etapas), que pueden considerarse aproximadamente como equivalentes a las etapas del proceso del despertar. Y es reseñable que 4 de estas 6 etapas son poco "pacíficas", siendo etapas más o menos conflictivas. Solamente las etapas 4 y 6 son predominantemente tranquilas, y la 6 la podemos considerar como un caso aparte porque es el final del proceso: la iluminación (en este caso la paz ya no es solamente predominante, sino permanente, definitiva). Si te interesa leer más sobre este tema, escribí un largo post comentando sobre esa sección del Manual, aquí: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/10/las-6-etapas-del-desarrollo-de-la.html

En definitiva, que no debemos sorprendernos de que haya cierta cantidad de conflicto mientras el proceso del despertar no haya concluido, y nos conviene estar preparados para afrontarlo cuando surja, mediante la práctica del perdón no-dual. Pero es legítimo aspirar a una mayor conciencia de la paz, y de hecho, con la práctica del proceso del despertar nos será cada vez más habitual descansar en la paz, al mismo tiempo que disponer de ánimos y confianza para saber afrontar mediante el perdón los repuntes de conflicto según vayan surgiendo.

Lo que dije de que conformarnos con menos que la iluminación es conformarnos con nada, es algo que se dice con el propósito de que no "cantemos victoria" antes de tiempo (creyendo que ya estamos iluminados sin estarlo todavía), pues por ejemplo uno podría confundir la etapa 4 del proceso de despertar con la iluminación, debido a que esa etapa a menudo implica una buena dosis de paz, a veces muy estable en apariencia (y con frecuentes momentos de paz genuina). Pero mientras no se complete el proceso del perdón, todavía habrá culpa inconsciente en lo hondo de nuestra mente, que nos amargará el pastel de un modo u otro, aunque durante un tiempo podamos reprimir el amargor.

Es correcto valorar y apreciar la paz que alcanzamos en cada paso de nuestro camino. Simplemente no imaginemos que sentir determinadas dosis de paz es la iluminación. Cuando ocurre la iluminación, la paz es permanente y total. Completa. Hasta el punto de que incluso si unos alocados inquisidores crucificasen o torturasen el cuerpo del iluminado, el ser iluminado no sufriría la más mínima incomodidad ni física ni mental/emocional. Si no se ha llegado a ese punto de paz completa, lo más beneficioso es tener la humildad de reconocer que el proceso de despertar aún no se ha completado. Y ese es el sentido de no conformarnos con menos. Conformarnos con una paz parcial es como conformarse con nada, si comparamos con la ilimitada paz que es nuestra verdadera herencia. La verdadera paz sí lo es Todo.

Sobre lo que preguntas de cómo entregar la decisión inconsciente por la separación, puesto que la parte inconsciente de nuestra mente no la percibimos, perdonamos este lado "oculto" mirando sin juicio (con calma y discernimiento) su reflejo "externo": los símbolos del mundo que nos inquietan y nos resultan conflictivos. Esto se hace mediante la intención, en un proceso que con el estudio y la práctica del Curso vamos comprendiendo cada vez mejor. Puedes encontrar información básica en este post: http://jugandoalegremente.blogspot.com/2010/06/sintesis-del-perdon-sobre-el-perdon.html Aunque puede que lo más práctico sea aprovechar el libro de Gary Renard titulado «La Desaparición del Universo», donde se dan unas explicaciones completas y buenísimas, y diversos ejemplos de cómo aplicar este proceso del perdón no-dual. El inconveniente para algunas personas con este libro de Gary Renard es su formato, pues Gary lo presenta como que dos maestros ascendidos, Arten y Pursah, se le aparecían "de la nada" y le explicaban toda esa información. Sin embargo, lo que importa es el mensaje, no los mensajeros o el formato en que se presenta el mensaje. No es importante creer la manera en que Gary presenta esa información en el libro. No hay problema en que uno elija creer que ocurrió así, o en creer que más bien lo de esos dos maestros ascendidos es una parábola que usa Gary Renard para presentar la información. En el sueño dual cualquiera de estas posibilidades es posible, pero lo que importa no es la forma en que se presenta el mensaje, sino el mensaje en sí. En el libro de Gary (como también en algunas obras de Kenneth Wapnick) se explica en detalle el proceso, de manera completa, incluido el muy útil contexto de la mitología de las 4 divisiones de la mente, una larga explicación que ayuda a comprender mejor los fundamentos y el mecanismo del proceso del perdón no dual.

De momento, digamos de pasada que entregamos esa decisión interna e inconsciente por la separación del modo siguiente: haciéndola consciente, lo cual hacemos al tomar conciencia de sus reflejos y ramificaciones y ya no desear eso más. La decisión interna inconsciente es solamente una, pero los efectos externos que observamos de ella, reflejados en nuestro mundo dual, son múltiples (pues esa única decisión interna se ha dividido y proyectado en miles y millones de fragmentos aparentemente externos). Por eso, aunque la decisión de perdonar (la decisión inconsciente interior) es una sola, nuestro perdón parece proceder en forma múltiple, por lo que practicamos el perdón miles de veces, aprovechando cada oportunidad: cada símbolo de conflicto que observamos fuera, al perdonarlo nos permite deshacer un trocito de esa única decisión interna por la separación. Así, el iceberg interno de la culpa inconsciente va derritiéndose poco a poco. Nosotros no percibimos directamente lo inconsciente, pero percibimos los innumerables problemas o símbolos conflictivos que nos rodean, y al aplicarles el perdón, vamos deshaciendo el error de haber elegido la separación en nuestra mente inconsciente. Esto puede entenderse cada vez más profunda y claramente al estudiar el Curso, o el libro de Gary, y sobre todo al practicar el perdón. La práctica es lo primordial. Cada vez que practicamos lo mucho o poco que hayamos entendido hasta ese momento, se derretirá un trocito del iceberg o sistema de pensamiento del ego, y poco a poco nos sentiremos más calmados y en paz, viendo las cosas cada vez con mayor claridad y confianza. Y al ver con más claridad, nuestra práctica también mejorará.

Cualquier esfuerzo o pasito que demos en esta dirección será aprovechado (y cada paso dado nunca será retrocedido, a pesar de lo que pudiera parecer si juzgáramos las situaciones basándonos solamente en los símbolos externos). Cualquier pasito es útil. Pues una parte de nuestra mente inconsciente (de hecho la parte más poderosa: el Recuerdo de la Verdad, aún presente en el interior de nuestra mente) está de nuestra parte en este proceso de despertar, y esta parte es la que se ocupa de todo lo relativo a la parte inconsciente de nuestra mente. Nuestro papel a nivel consciente es simplemente estar dispuestos a que este proceso suceda, y esto idealmente implica estudiar los fundamentos teóricos que nos ayudan a practicar el perdón de manera más eficaz: y poco a poco vamos experimentando los beneficios (paz, disminución del miedo/dolor, mayor claridad) de esta práctica. Al desapegarnos de los reflejos que percibimos, estamos permitiendo que se sane el error interior que causa los reflejos: sanando la creencia inconsciente en la separación.

El perdón se expresa de tantas maneras que es imposible mencionarlas todas explícitamente. Con el libro de Gary podemos hacernos una buena idea de lo esencial y ver ejemplos. Por ejemplo, cada vez que ponemos en duda alguna de las ideas del sistema de pensamiento del ego, o cada vez que dudamos del ego, de la realidad del mundo, de la realidad de la muerte y del cuerpo, de la linealidad del tiempo, etc., estamos practicando el perdón, seamos conscientes de ello o no.

El proceso del perdón ha comenzado incluso antes de que oyésemos noticias de tal proceso. Al abordar una enseñanza tan completa como el Curso, simplemente estamos acelerando este proceso. Pero es un proceso que en realidad ya está en marcha. Y el final está garantizado. Todos los seres que se perciben a sí mismos en conflicto, experimentarán el despertar del sueño de la dualidad. No podemos elegir si despertaremos o no, puesto que todos despertaremos (puesto que el tiempo no es lineal, se puede decir en cierto sentido que en realidad ya hemos despertado). Lo único que podemos elegir es cuándo despertamos. Y cada vez que usamos el perdón, estamos diciendo que queremos despertar ahora. Cada vez que perdonamos estamos despertando y un trocito del iceberg de la culpa inconsciente (el ego) se derrite. Podríamos perdonarlo todo de golpe, de una, todo a la vez en un solo instante, pero debido a nuestra resistencia a despertar (una resistencia en gran medida inconsciente) y a nuestro miedo, lo que hacemos en la práctica es dosificar el perdón, como si partiéramos ese iceberg de culpa/miedo/separación/ego en miles y miles de trocitos, perdonando cada uno de los trocitos por separado, uno por vez. Entonces un vecino me mira con cara de pocos amigos; perdono. Veo en las noticias que hay guerras o atentados terroristas; perdono. Me duele el estómago; perdono. Me despiden del trabajo; perdono. Encuentro a la mujer de mis sueños y eso me entusiasma pero al mismo tiempo me entra preocupación de que algo salga mal o que ella enferme o pase algo malo; perdono. Me escuece un ojo; perdono. Pierde mi equipo de fútbol preferido; perdono. Me siento en paz; celebro. Se estropea el frigorífico de mi casa y me molesta eso; perdono. Vuelvo a sentir paz; celebro. Recibo una buena noticia que no esperaba; lo celebro (aunque sin olvidarme de que lo externo en sí no es más que un símbolo o reflejo de mi decisión interna por la paz o por el conflicto). Me pica la oreja; perdono. Vuelvo a sentirme en paz; celebro (me relajo en la paz). Y poco a poco, el ego y el conflicto se va derritiendo, y la paz crece y la iluminación se acerca. Finalmente, a todos llega la iluminación, que se entenderá como el reconocimiento de lo que ya estaba presente en un principio. Pero lo sabremos por experiencia, no a nivel teórico o intelectual. El proceso del perdón nos ayuda a llegar a este reconocimiento.

En realidad estamos perfectamente bien como Uno. Es nuestra imaginación la que parece decirnos lo contrario, y nuestro apego a esta errónea imaginación. Pero los problemas son imaginarios y el perdón nos permite reconocer la verdad.

Como dice el Curso, en el Manual para el maestro:

La Voluntad de Dios es Una y es lo único que existe. (M.20.6.9)

¡Un abrazo!

jueves, 29 de septiembre de 2016

Emoción dolorosa

En otro de mis blogs he posteado lo siguiente:

Emoción dolorosa que desaparece y reaparece: http://jugandoalegremente.blogspot.com/2016/09/emocion-dolorosa-que-desaparece-y.html

Dejo ahí el link por si alguien quiere leerlo, puesto que lo escrito entra también dentro de la temática de este blog.

Saludos

lunes, 26 de septiembre de 2016

Una duda sobre los alimentos transgénicos

La siguiente pregunta me ha llegado recientemente por mail.

Pregunta:

Toni, no sé cómo escribir en el blog, así que si no te importa te comento por aquí una duda. Últimamente mi ego está muy revoltoso y me estoy comiendo la cabeza con el tema de los alimentos transgénicos. En una parte de mi cabeza veo que es una nueva estrategia del mi ego porque hace años que esto dejó de preocuparme porque sentí que quizá estos productos no sean perjudiciales y encima están en la gran mayoría de los alimentos. Pero ahora mi ego quiere hacerme sentir culpable por si pueden estos productos perjudicar a mis hijos, también veo que esta preocupacion viene y se va. ¿Crees que este tipo de asuntos referentes a transgénicos y aditivos en la alimentación pueden puede afectar a la salud o a los genes? ¿O siempre la elección de enfermar la toma la mente en otro plano y usa cualquier cosa sea la alimentación o sea cualquier otra situación? Pienso que si realmente afectasen estos productos u otros, nos afectarían a todos por igual y sin embargo hay gente que fuma o abusa de cualquier sustancia de forma compulsiva y no tiene sintomas relacionados con ello, como por ejemplo amigos que fuman desde hace 40 años y tienen relativamente bien los pulmones y sin embargo hay casos de cáncer de pulmón sin fumar ni beber e incluso cuidándose mucho en la alimentación. ¿Podrías decirme algo al respecto? Muchas gracias de nuevo amigo

Copio ahora mi mail de respuesta:

Lo importante es no obsesionarnos por nada, y seguir profundizando cada uno en nuestro camino espiritual. Como en tu otro mail indicas que disfrutas leyendo a Ken Wapnick, en ese caso, si tu camino es Un Curso de Milagros, lo principal es simplemente que sigas practicando el perdón, incluido con el tema de los transgénicos.

Según la enseñanza del Curso, las cosas del mundo no son buenas o malas por sí mismas, sino que todas ellas son neutras.

En alguno de los evangelios también se le atribuye a Jesús una idea parecida: No es lo que entra por la boca lo que contamina, sino lo que sale de ella, pues eso proviene del corazón (es decir, las cosas no son malas o buenas por sí mismas, sino que es nuestra mente o actitud lo que convierte las cosas en "buenas" o "malas").

Esto significa que lo importante no son las cosas en sí, sino cómo nos las tomamos (cómo las interpretamos). Cualquier cosa podemos usarla con el propósito de expresar amor, o cuando no sea posible, podemos utilizar las cosas "problemáticas" o que nos inquietan para practicar el perdón. 

Pero esto no quiere decir que no podamos tener preferencias. Es cierto que ninguna cosa, en última instancia, es buena o mala de por sí, pero por ejemplo no vamos a subir a lo alto de un rascacielos para tirarnos por la azotea. Incluso eso, en último término, es neutro también, porque la muerte no es real etc., pero generalmente el símbolo más amoroso es que tratemos con amabilidad nuestros cuerpos, como símbolo de amor y bondad con nosotros mismos y con los demás. Por eso está bien que tengamos determinadas preferencias; por ejemplo, evidentemente yo prefiero tener un cuerpo indemne que hacerlo saltar desde la azotea de un rascacielos jejeje. 

Esa misma idea, aplicada en los asuntos más pequeños cotidianos, es muy útil. Si me duele una muela, veo muy oportuna la preferencia de ir al dentista (aunque tanto el dolor de muela como el dentista, como mi propio cuerpo, sean símbolos ilusorios). Lo que sí procuro, haga lo que haga a nivel del mundo, es acordarme de perdonar la situación. Al perdonar, el resto irá lo mejor que pueda ir, pues nos sentiremos inspirados a lo que sea más oportuno.

Con otros asuntos cotidianos, puede que no tengamos una preferencia clara. En el caso de los transgénicos, por ejemplo, no sé si resultan "perjudiciales" o no (desde el punto de vista de la apariencia, salud corporal) para aquellos que estamos aún enganchados a la conciencia de masas (o sea: prácticamente todos nosotros). La conciencia de masas, basada en las creencias del mundo (creencias conscientes e inconscientes), parece afectarnos porque estamos enganchados a ella y en parte la estamos aceptando. Pero las cosas no afectan a todos por igual. Es más bien en términos estadísticos. Y sobre muchas cosas, en realidad no sabemos si resultan perjudiciales o no, a nivel del mundo. 

En el caso de los transgénicos, yo no sé si tienen efectos perjudiciales o no. Lo que podemos hacer es aplicar el perdón y luego seguir nuestras intuiciones y fluir del modo más amoroso que nos resulte posible. Podemos estar en paz y sentirnos amorosos tanto si tomamos productos transgénicos como si no. En caso de no tomarlos, podemos considerar eso no como un rechazo ni como un reproche ante quienes elaboran estos productos, sino como una simple preferencia por nuestra parte. Simplemente seguimos nuestra intuición y aplicamos el perdón al mismo tiempo. 

En realidad, si vamos a tomar transgénicos o no, es algo que ya "está escrito" en el guión de nuestra vida, ¡puede que a veces incluso los tomamos sin saberlo, por falta de información en las etiquetas!, pero somos libres de unirnos al guión del Espíritu Santo y añadir el ingrediente del perdón a cualquier circunstancia en que parezcamos encontrarnos. Al perdonar nos resulta más fácil estar en paz. Y al estar en paz, es menos probable estadísticamente que las circunstancias "externas" nos afecten, incluidos los transgénicos. Una vez más: no contamina lo que entra por la boca, sino lo que sale de ella.  


((Nota: en dos de los tres párrafos anteriores uso dos veces el concepto de estadística, al decir "en términos estadísticos" y "es menos probable estadísticamente". Esto es refiriéndonos a nivel del mundo: desde el punto de vista del saber del mundo (investigaciones científicas incluidas) nunca se sabe con certeza si determinado efecto o enfermedad va a desarrollarse o no, por lo que debemos reconocer que "no lo sabemos", y a lo sumo podemos considerar las estadísticas para hacernos una idea general (ya que el ego colectivo o mente inconsciente "reparte" los problemas de un modo que da la impresión de haber patrones estadísticos; aunque esto en realidad sea un truco más del ego). Pero, en el fondo, en última instancia, es nuestra propia mente inconsciente la que determina, no estadísticamente sino de manera concreta, si determinado individuo va a manifestar o no determinada enfermedad. Es siempre la mente la que decide, pero puesto que en la práctica nosotros no somos conscientes de nuestra mente inconsciente, lo más sensato es reconocer que "no sabemos" y utilizar el proceso del perdón. Entonces todo jugará a nuestro favor, ya sea reflejando este perdón, o concediéndonos la oportunidad de seguir practicando el perdón hasta que el ego sea totalmente disuelto. En cualquier caso, el perdón nos ayudará a estar cada vez más en paz, independientemente de cuáles parezcan ser las circunstancias "externas"))

Personalmente no soy muy partidario de los transgénicos, pero esto es una preferencia personal por mi parte, y además no es una preferencia muy marcada (a mí me gusta no complicar las cosas, así que si algun alimento que me gustara mucho procediera de transgénicos, no por ello dejaría de tomarlo, pero tal vez si hubiese alternativa de lo mismo sin transgénicos, me decantase por lo que no es transgénico). En mi caso ni siquiera me fijo en si las cosas que compro pudieran ser transgénicas o no, pero en principio mi preferencia simpatiza más con los productos no-transgénicos, a pesar de que reconozco que no sé si son objetivamente "perjudiciales" o no. Y aunque tal vez no sean perjudiciales para el cuerpo, otra cosa que no me resuena es la posibilidad de que pueda haber empresas que lleguen a patentar alimentos, semillas, pues parece más solidario que estas cosas sean de uso libre para todos los agricultores. 

Así que, en principio, no simpatizo demasiado con los transgénicos, pero en el fondo, como todo, son neutrales, y sé que lo realmente importante es practicar el perdón, y luego seguir nuestras intuiciones (y nuestra intuición para hoy puede ser diferente de lo que otro día sintamos oportuno). Si acaso nuestra intuición fuese procurar esquivar los transgénicos, lo podremos hacer sin obsesiones, de manera tranquila, pues el perdón nos abre a la paz. Y entonces no nos obsesionaremos si en determinada ocasión hacemos una excepción a nuestra preferencia, ni nos dejaremos dominar por el miedo si algún día simplemente no hay alternativa a los transgénicos. Simplemente, tomamos lo mejor (o lo que nos gusta) de lo que podemos comer en nuestra época, sin obsesionarnos demasiado. Obsesionarse no suele salir bien, porque cuanto más investiga uno, más problemas y defectos encuentra uno en TODOS los productos. Vivimos en el mundo de la dualidad, y aquí nada está libre de tener algún defecto práctico. Pero, al mismo tiempo, todas las cosas nos aportan también alguna ventaja. Así que tomemos lo que nos parezca oportuno, y simplemente usemos el perdón para limpiar nuestra mente y así estar más receptivos a lo bueno que hay en todo. 

El mundo es como una colección de botellas a medio llenar (dualidad). Nosotros elegimos nuestra actitud: si vemos las botellas medio llenas o medio vacías. 

Así que aunque no puedo aconsejarte sobre los transgénicos (porque cada uno tiene sus preferencias), sí puedo recordarte que no son importantes, y en cambio sí es importante practicar el perdón. Puedes practicar el perdón en tu manera de pensar sobre los transgénicos (simplemente al hacer lo que veas oportuno, pero sin tomarte el asunto con excesiva seriedad), y sobre todo puedes practicar el perdón con tus preocupaciones al respecto. Dices que el ego te incita a sentirte culpable porque los transgénicos podrían afectar también a tus hijos. Esa sensación de culpabilidad es también una excelente oportunidad para practicar el perdón. Simplemente, practica el perdón y haz lo que quieras, pues acertarás. Esa culpabilidad interior es un reflejo/proyección, pues no proviene realmente de los transgénicos ("No estoy disgustado o culpabilizado por la razón que creo"), sino de la culpa ontológica de nuestra mente inconsciente, de la creencia de haber "roto" el Cielo y de habernos separados de la Plenitud. Todo miedo procede en última instancia de esa falsa creencia de habernos separado de Dios. Y esta falsa creencia la vamos sanando cada vez que practicamos el perdón. 

Nada puede hacerte daño realmente ("No soy víctima del mundo que veo"), así que al perdonar te liberas de tus miedos para gradualmente ir despertando a la tranquila realidad de nuestro Ser inmutable. 

Ver a tus seres queridos como espíritu en vez de como cuerpos es otra forma de perdón que te ayudará a darte cuenta de que como no son cuerpos, su verdadero ser es inmutable y no puede ser dañado de ningún modo.

En la práctica, en la vida cotidiana, simplemente practica el perdón y procura relajarte. No necesitas poderes especiales ni "saberlo todo". Simplemente perdona y luego sigue intentando hacer las cosas del modo que te resulte más oportuno. Todo saldrá bien para ti y para todos. 

Un abrazo


Como complemento, copio también mi siguiente mail, más breve, referido a la práctica espiritual:

Mucho ánimo. Recuerda que la meta está garantizada, pero debemos tener paciencia porque el proceso de ir deshaciendo nuestra resistencia a despertar es un proceso muy gradual. Este es un camino de por vida. Como con todos los otros caminos, la resistencia a despertar se manifestará en muchos puntos del camino, en forma de duda, miedo, desesperación, impaciencia, etc. Pero esto es "normal", porque el ego nos induce a ello una y otra vez, y los productos de la dualidad (dudas, sufrimiento, miedo, etc.) seguirán acompañándonos de un modo u otro, en un grado u otro, hasta el final, hasta que finalmente el ego quede totalmente deshecho y se produzca la última de las ilusiones, la iluminación, y con ella el despertar del sueño de la dualidad. Entonces, por fin, ya no habrá jamás duda, ni miedo, ni sufrimiento ni carencia de ningún tipo.

Pero de momento hemos de tener la humildad de reconocer que todavía nos estamos aferrando al ego, por lo que nuestro papel ahora es seguir practicando nuestro camino espiritual (cada uno con el camino que le resuene). El ego no existe, y esto es finalmente lo que nuestra práctica nos revelará; no intelectualmente, sino experimentalmente.

Así que mucho ánimo, y que sigas orientado hacia el propósito de reconocer tu verdadero Ser. Pues este es un propósito seguro, e infinitamente valioso, que te conducirá a la victoria de reconocer lo que Eres junto con todos los demás.

¡Un abrazo!

domingo, 11 de septiembre de 2016

Cualquier pasito es útil

Por pequeño que sea, cada paso cuenta. Cada pequeño paso en el proceso de despertar es importante. Cualquier destello de discernimiento, cualquier atisbo de perdón, cualquier gota de estar dispuestos a dejar a un lado la individualidad a cambio de la verdad y su plenitud, cuenta y es verdaderamente útil en el proceso de nuestro despertar. En este camino del despertar, ningún paso vuelve jamás a ser desandado. A veces puede parecer eso en la forma, y podemos tener la impresión de experimentar avances y retrocesos, pero en realidad, en cuanto al contenido, sólo hay avances, nunca retrocesos. El iceberg de la culpa se derrite y disminuye, sin nunca volver a aumentar. La culpa ontológica (inconsciente, enterrada en la mente, pero sigue siendo culpa ilusoria) jamás aumenta. Sólo disminuye (al volver la mente hacia dentro, con discernimiento/perdón). Los aparentes repuntes o aumentos de culpa (o de miedo, dolor, etc.) son apariencias a nivel de la forma, cuando tomamos conciencia de nuevas dosis de culpa que en realidad ya estaba en nuestra mente y brota a la superficie de nuestra conciencia —lo cual nos da la oportunidad de perdonarla. Pero cada dosis perdonada y disuelta jamás regresará. Así pues, bien entendido, en el camino del despertar, si hablamos a nivel ontológico (lo profundo de nuestra mente inconsciente, dividida e ilusoria), jamás hay retrocesos. El despertar va siempre en la dirección correcta. Cuanto más volvemos la mente hacia adentro (con el perdón o discernimiento) más se "acelera" el despertar. Aunque el tiempo es ilusorio, nuestra feliz experiencia sería entonces que el despertar parece suceder antes, desde nuestra perspectiva. Y así el sufrimiento va quedando atrás, hasta que finalmente es superado por completo para siempre, al reconocerse experimentalmente que nunca existió. Cada pasito cuenta, por pequeño que sea. Y cada paso dado, grande o pequeño, jamás será retrocedido. De hecho, todos los pasos ya han sido dados. Pues en realidad nunca hubo necesidad de dar ni un solo paso, pues nunca hemos dejado a Dios. Sólo existe Dios, Quien es nuestro estado natural. Sólo tenemos que aceptar eso.