miércoles, 2 de agosto de 2017

Refranes populares a la luz de UCDM (XXIII)

Muchos son los llamados y pocos los elegidos.

Proviene de un dicho bíblico: 

Porque muchos son los llamados, y pocos los elegidos. (Mt 22:14)

Un Curso de Milagros lo corrige así:

Todos son llamados, pero son pocos los que eligen escuchar.

Y en el propio Curso se explica:

No puedo elegir por ti, pero puedo ayudarte a que elijas correctamente. "Muchos son los llamados, pero pocos los elegidos" (Mt 22:14) debería rezar: "Todos son llamados, pero son pocos los que eligen escuchar". Por lo tanto, no eligen correctamente. Los "elegidos" son sencillamente los que eligen correctamente más pronto. Las mentes sanas pueden hacer esto ahora, y al hacerlo hallarán descanso para sus almas. (T.3.IV.7.11-15)

Es decir, que la verdad nos invita a todos sin excepción a que la reconozcamos, pero son pocos los que eligen escuchar esta llamada/invitación.

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Muerto el perro, se acabó la rabia.

O las variantes:

Muerto el perro, se acabaron las pulgas.

Perro muerto no muerde.

Significa que cuando desaparece la causa o la base, desaparecen también sus efectos. En nuestro contexto sería así: cuando desaparece el ego (mediante el perdón), desaparecen todos los problemas y sufrimientos. Ego muerto no muerde.

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Mundo redondo, quien no sabe nadar, vase al fondo.

Basta con cambiar una palabra para darle un significado ucedemiano:

Mundo redondo, quien no sabe perdonar, cae al fondo.

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Nada nuevo bajo el sol.

Significa que en este mundo no hay auténticas novedades. No hay auténtica creatividad, ni auténticos progresos, ni tragedias que sean realmente novedosas. Todo es un refrito de lo mismo de siempre. Los acontecimientos se repiten cíclicamente variando únicamente sus formas, pero no su esencia: un mundo de separación que nos lleva siempre de un conflicto a otro, de las ilusiones a las decepciones, de arriba hacia abajo y de nuevo arriba y abajo en la noria de la vida, con una constante alternancia entre placeres y dolores, falsas esperanzas que acaban siempre decepcionadas, y finalmente el postre estrella de la muerte, como la corona final en cada partida de este juego de líos que es el mundo del ego. ¿Quién no querría despertar de este sueño de locos, dejando la noria de los conflictos y volviendo a la Realidad, donde se encuentra la verdadera Vida?

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Nadie da lo que no tiene.

Por sus frutos los conoceréis. Cada causa produce efectos similares a sí misma. El ego solamente puede dar lo que es: separación y conflicto. El amor solamente puede dar lo que es: amabilidad, unión, felicidad, inocencia.

Por los efectos que surgen podemos saber a quién estamos eligiendo en nuestra mente inconsciente: al Espíritu Santo o al ego. Si estamos dando paz, perdón e inocencia, estamos viniendo desde la mente de la paz (eligiendo al Espíritu Santo), mientras que si damos conflicto y condenación, estamos viniendo desde el ego.

Ya hemos comentado esto con un poco más de detalle (y citas) en el capítulo IX, comentando refranes como: "De tal palo, tal astilla", "De tal cepa, tal vino", etc.

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Nadie es perfecto.

En este mundo nadie ni nada es perfecto, pues lo único perfecto es Dios, que no tiene nada que ver con el mundo. Reconocer esto puede ayudarnos a no condenar con ira las torpezas (nuestras o de los demás) y a no sentirnos superiores o inferiores a nivel esencial, pues aquí todos tenemos la mente dividida entre la mentalidad errada (ego) y la mentalidad recta, y todos compartimos por igual la necesidad de despertar de este sueño de separación y sufrimiento.

En definitiva, no es conveniente que seamos obsesivamente exigentes con nadie porque aquí nadie es infalible. Ni siquiera los iluminados son infalibles: un iluminado puede, por ejemplo, cometer faltas de ortografía al escribir.

Lo mejor es enemigo de lo bueno.

En este mundo no hay nada perfecto. Buscar una relación perfecta a nivel de las formas, un objeto que nos dé perfecta felicidad, es siempre apego, es decir, especialismo. La perfección no se encuentra en el mundo, porque sólo Dios es perfecto y Dios está más allá del ilusorio mundo. Por lo tanto, este refrán nos avisa de los peligros de ser demasiado perfeccionistas a nivel del mundo. Como acabo de decir al comentar el refrán anterior, ni siquiera los iluminados son perfectos a nivel del mundo, pues este es un mundo de errores y distorsiones. Pero el ego nunca se conforma, ni siquiera con lo bueno. Cuando tenemos una buena relación a nivel del mundo, el ego busca una todavía mejor, "la relación perfecta", que solo existe en su imaginación. Y entonces el ego nos lanza a la búsqueda, dispuesto a sustituir a la persona especial que ahora es nuestro socio o pareja, por otra "mejor". El ego siempre quiere más. Pero el sabio sabe que en este mundo la mejor relación es simplemente la relación en la que practicamos el perdón. Y para ello cualquier relación es buena. Con esto desaparece nuestra actitud de exigencia y de especialismo. Aceptamos a nuestro hermano tal como es, y tenemos la paciencia de practicar el perdón hasta que despertemos del sueño del mundo. Y entonces sí: a nivel del Cielo, en nuestro Ser de Unidad, todo es bueno y todo es lo mejor, aunado como Uno.

A nivel de la tierra podemos tener preferencias, eso no es problema. Pero el sabio sabe que su preferencia es solamente eso, una preferencia, y no un valor en sí mismo ni tampoco es una cosa mejor que cualquier otra preferencia.

Nadie está contento con su suerte.

A veces pensamos que al vecino le va mejor y envidiamos su situación, sin saber que en ocasiones ese mismo vecino también se siente descontento con su situación, tal vez incluso él nos envidia a nosotros por la nuestra. Por ejemplo, si estoy casado y me siento descontento de mi vida, tal vez envidie a los solteros y su libertad. Pero si soy soltero y me siento solo, tal vez entonces envidie a los casados y su vida familiar. En definitiva, el ego nos conduce a la insatisfacción; y cuando nos sentimos insatisfechos, imaginamos que si las cosas fueran de otra forma estaríamos mejor. Sin embargo, el Espíritu Santo nos recuerda que no es la forma de nuestra vida lo que debemos cambiar, sino su contenido: cuando dejemos de creer y de practicar el sistema de pensamiento del ego, encontraremos la satisfacción y la paz, sean cuales sean nuestras circunstancias externas.

Nadie nace enseñado.

Debemos tener humildad y receptividad para aprender. El despertar del sueño de la dualidad no ocurre por arte de magia. Ocurre mediante nuestra práctica repetida con algún método para volver nuestra mente hacia dentro, como por ejemplo el proceso del perdón que enseña UCDM. Nadie nace con el perdón ya completamente enseñado. El perdón se aprende con años de estudio y práctica. A andar se aprende andando. A nadar se aprende nadando. A montar en bicicleta se aprende practicando con la bici. Y a perdonar se aprende practicando el perdón.

Como escribió Gary Renard, uno no nace sabiendo tocar un instrumento musical, por ejemplo la guitarra. Uno puede tener aptitudes para ello, pero la maestría se alcanza con mucha constancia en la práctica. Y lo mismo sucede con el perdón.

Nadie se meta donde no le llamen.

Ya hemos visto esta idea reflejada en varios de los capítulos anteriores. Tenemos la tendencia a meter nuestra nariz en los asuntos de los demás para arreglar sus problemas, sin antes haber arreglado los nuestros. Simplemente recordemos dos citas que ya hemos mencionado en más de una ocasión:

¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no miras la viga que está en tu propio ojo?  (Mt 7:3)

La única responsabilidad del obrador de milagros es aceptar la Expiación para sí mismo. (T.2.V.5.1)

Y otro refrán relacionado con el mismo tema (estas dos citas son aplicables también a él):

Ningún jorobado ve su joroba.

Significado: "Recrimina a quien critica los defectos de los demás cuando los suyos son iguales o, incluso, mayores" (CVC). Nuevamente: vemos antes la brizna en el ojo de otro que la viga en el nuestro. Esta actitud surge cuando nos dejamos llevar por el ego. 

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Lo que necesitas es amor.

Este lema daba título a un programa de televisión de hace años. Puesto que en este mundo lo que desvela el amor es el perdón, podríamos parafrasear la idea así: Lo que necesitas es practicar el perdón.

En cuanto a "lo que necesitas es amor", aquel programa de televisión se refería al amor especial, y concretamente a las relaciones de pareja. Así que más directo hubiera sido titularlo: "lo que necesitas es casarte"... E incluso esto podríamos darlo por cierto, en el sentido de que lo que todos necesitamos es divorciarnos del ego y casarnos con el Espíritu Santo.

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No es lo mismo ser que parecer.

El ego es un maestro de las apariencias, un experto para ocultar lo que es (sus verdaderas intenciones asesinas). Por ejemplo, para disimular su odio, a veces lo disfraza de amor (el amor especial); o para disimular su miedo, se disfraza de "valentía" y ataca sin piedad. Pero quien tenga una mirada aguda no se dejará engañar por las apariencias y se dará cuenta del propósito real que hay tras ellas. Pues una cosa son las formas (las apariencias) y otra su contenido (el propósito).

Veamos otro refrán con un significado parecido:

No es oro todo lo que reluce.

En definitiva, que no todo lo que parece bueno lo es realmente. Por ejemplo, el ego nos presenta el mundo como un tesoro, pero no es oro todo lo que reluce. O nos presenta el amor especial como lo que nos hará felices. Pero tarde o temprano acabamos decepcionados. Y el ego entonces intenta que fijemos otra meta mundana que sustituya a la anterior, o cuando no es posible debido a nuestro exceso de decepción, nos invita a la resignación, haciéndonos creer que la causa de nuestra miseria es el mundo, del cual somos víctimas. Pero el mundo no es la causa de nuestro dolor, ni tampoco de nuestra felicidad. La causa es siempre la decisión que estamos tomando en nuestra mente en favor de una de las dos opciones disponibles: el sistema de pensamiento del ego o el de la mentalidad recta.

No es tan fiero el león como lo pintan.

El ego asegura que no debemos mirar en nuestra mente porque ahí veremos que nuestro pecado contra Dios es tan descomunal que no podríamos soportarlo (una de las variantes de esta afirmación es que si miramos dentro, nuestra horrible culpabilidad hará que Dios nos persiga hasta dejarnos ciegos [T.21.IV.2.3] o matarnos). Identificados con el ego tememos esa supuesta culpabilidad interior, y por lo tanto la proyectamos en un mundo de formas donde podemos echar la culpa a otros seres, etc. Pero en la proyección el conflicto se perpetúa: simplemente se representa mediante formas, pero el sufrimiento sigue ahí. La única salida a esto es unirnos al Espíritu Santo y mirar con Él en nuestra mente. Para nuestra sorpresa, no veremos ni rastro de la culpabilidad que el ego nos había prometido, sino solamente la inocencia que en suave paz nos permite despertar del sueño de separación del ego.

Quien quiera repasar estas ideas más detalladamente en el Curso, puede leer la sección T.13.IX ("La nube de culpabilidad") y los tres primeros párrafos de la sección "El miedo a mirar adentro" (T.21.IV.1-3).

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Índice de la serie sobre los refranes populares a la luz de UCDM: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/08/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-indice.html

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